Nadando contra la corriente
A pesar de las tendencias reinantes; cualesquiera que sean las apariencias, las iglesias pequeñas siguen rescatando y restaurando gente quebrantada tanto en las zonas rurales, como en las poblaciones pequeñas y los vecindarios urbanos de Estados Unidos.
Uno de cada diez protestantes no se siente atraído hacia las dinámicas expresiones de las iglesias multisitio que existen en la comunidad cristiana. En cambio, en un domingo típico el sesenta por ciento de las iglesias protestantes de Estados Unidos tienen una asistencia de cien adultos o menos.
No hay razón alguna para dudar de estas estadísticas, que proceden del Instituto de Investigación Religiosa de Hartford y del Grupo Barna. Con todo, las estadísticas y las tendencias actuales no lo dicen todo.
Es cierto. Nuestra cultura estadounidense valora la juventud y el vigor. Esto es evidente, incluso en la Iglesia misma. Esta manera de pensar sostiene que donde Dios está obrando, tienen que haber crecimiento y fortaleza, brillantez y entusiasmo.
Y sí, nuestra cultura se siente atribulada ante la debilidad y el fracaso aparente. Existe una tendencia a desestimar a las iglesias y los ministerios pequeños, como si no estuvieran cumpliendo con los propósitos de Dios para esta generación.
Ahora bien, este punto de vista defectuoso olvida las numerosas ocasiones en que Dios usa en la Biblia la debilidad humana para revelar su gloria; de hecho, estas ocasiones constituyen un patrón constante. Las palabras de Dios al apóstol Pablo son también para todo el que se halle en un pastorado difícil, un ministerio obscuro, un campo misionero difícil o una temporada de aflicción: «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Corintios 12:9)
«Barnabas Initiatives», con este blog destinado a alentarnos mutuamente, está comprometida a aquellas empresas que revitalicen y fortalezcan la vida y la misión de esos valientes puestos de vanguardia del Evangelio.