La caída libre
En el deporte extremo del paracaidismo, la euforia (o el terror) aumenta en la caída libre, ese momento, por largo que sea, antes que los paracaidistas abren su paracaídas.
Durante diez años, la Iglesia de Dios de Newburg (Pa.) iba sufriendo de una caída libre. Se había retirado un amado pastor ganador de almas, y tres pastores sucesivos no habían podido detener la deserción de miembros que llegó a afectar a dos terceras partes de la congregación.
Dale Miller, el siguiente pastor, dispuso de la congregación de una manera que detuvo la caída e hizo que la atribulada iglesia se levantara. Tres aspectos en que se hizo hincapié fueron especialmente importantes en la recuperación de la iglesia a lo largo de los catorce años siguientes.
Respeto. Aunque se habría podido echar la culpa a sus predecesores por sus errores, el Pastor Miller se negó a criticarlos. Tampoco aceptó ningún tipo de denigración por parte de otros. Adoptó la norma inquebrantable de hablar solo con respeto.
Amor. El Pastor Miller ayudó a su iglesia a centrarse en el amor hacia las personas. Se mantuvo activo hablando con las personas de la iglesia y de la comunidad, escuchando sus necesidades y movilizando a la iglesia para ayudarlas en sus sufrimientos y sus esperanzas.
Entrenamiento. Tomando una sugerencia procedente de la capacidad de aquel pastor amado para ganar almas, el Pastor Miller trabajó en la restauración y propagación del fervor evangelístico. Les dio un nuevo enfoque a los ministerios existentes, lanzó nuevas iniciativas y entrenó una estructura cada vez mayor de obreros dedicados a la creación de relaciones y para la presentación de su fe.
Tanto el pastor como la iglesia comprendieron que la recuperación no es un suceso de un momento, sino un proceso. Fueron perseverantes y pacientes. Ahora, al pasar el Pastor Miller a otro pastorado, la iglesia lleva una trayectoria ascendente, ganando altura en vitalidad espiritual, salud general y asistencia.