En retrospectiva
En una variación de la llamada planificación de futuro, algunos abogan a favor de una «planificación en retrospectiva». Esto comprende la identificación de una meta definitiva para después trabajar hacia el pasado para presentar los pasos a dar.
Como seguidores de Cristo, ¿cómo cambiarían nuestros patrones de conducta diarios si enfocáramos la vida desde un punto de vista retrospectivo?
Por ejemplo, mientras «proseguimos a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:14), ¿cómo podemos incorporar esta intención a nuestras prácticas diarias?
Con la meta de «amar» a nuestros cónyuges hasta su potencial pleno en Cristo, el de «no tener mancha ni arruga ni cosa semejante…» para que sean «santos y sin mancha» (Efesios 5:27-29), ¿cómo vamos a hablar y actuar en nuestro hogar hoy?
¿Cómo vamos a contribuir ahora al cumplimiento de esta promesa: «Los hijos de tus siervos habitarán seguros, y su descendencia será establecida delante de ti» (Salmo 102:28)?
En esta semana, de qué maneras estaremos «edificando el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe… a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Efesios 4:12-13)?
En nuestro lugar de trabajo, nuestro vecindario, nuestro campo deportivo, día tras día, cómo vamos a impulsar el plan que tiene Dios «de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos» (Efesios 1:10)?
Es posible que haya algún beneficio en enfocar la vida de manera retrospectiva. Si mantenemos en mente los propósitos eternos, podremos calibrar de nuevo nuestra vida diaria, celebrar las metas que vamos alcanzando a lo largo del camino y alcanzar lo que más queremos en la vida.
Vea también el artículo del 1º de agosto: «Tiempo de curar».